Una comida o cena en el viejo mundo, es decir, en Europa, no se disfruta igual si no es con una copa de vino. En México y otros países del nuevo mundo el consumo de vino se bebe en términos generales en grandes celebraciones haciendo énfasis en la idea de que sea “un buen vino”. La pregunta que viene a mi mente, que es lo que los consumidores finales pueden tener en mente al momento de hacer referencia a lo que se entiende por “buen vino”.
Lo primero que se debe tener en cuenta, es que no existe ningún productor que desee elaborar un vino desagradable. Por el contrario, estoy convencida del esfuerzo que existe detrás de cada botella pues se involucra a quienes trabajan en el campo hasta el enólogo y todos quienes permiten que llegue hasta nuestras mesas.
Otra información que nos puede orientar a reconocer esos esfuerzos son por ejemplo el rendimiento que el agrónomo busca con relación entre la cantidad de vino producido y las hectáreas de terreno que se tiene. A mayor rendimiento o producción de uva, menor calidad en el vino. Esto tiene una relación directa, pues si una vid hace crecer menos racimos, los pocos que quedan concentran mejor los aromas y sabores, logrando así un producto final con más fortaleza y concentración.
La forma de cosechar las uvas también es importante. Una vendimia manual, permite una selección cuidadosa del racimo en óptimas condiciones, lo cual contribuye a la calidad del vino. Algunos grandes productores optan por la vendimia mecánica, lo cual no siempre permite que los racimos lleguen a la bodega en las mejores condiciones. Esto, por supuesto, tiene que ver con la calidad del vino y en consecuencia del precio.
Una vez que el vino está terminado, el productor determina si puede entrar a una barrica para que sus características se enaltezcan, pues la crianza de un vino es un proceso mediante el cual la madera confiere al vino aromas y sensaciones especiales que lo hacen más amable o más complejo. Esto además, le aporta el potencial de guarda, es decir, los años que el vino puede conservarse en óptimas condiciones.
En México, se están elaborando productos de gran calidad. La vinícola El Cielo Valle de Guadalupe, está preocupada por la calidad y el cuidado en todos los procesos antes mencionados. Una recomendación que me permito hacer de lo que para mí significa “un gran vino” es Polaris: la estrella que guía el rumbo. Es un interesante blend bordelés (80% merlot, 15% cabernet sauvignon y 5% cabernet franc) un reposo de 24 meses en barricas nuevas de roble francés y 3 años más en la botella. La vendimia fue manual hace 5 años, todas las uvas proceden de un mismo viñedo y tiene un rendimiento de sólo 6 toneladas por hectárea, tiene un potencial de guarda de hasta 10 años, se recomienda disfrutar a 18ºC con carnes rojas especiadas.
Recuerde, el mejor vino es quel que se comparte con los seres queridos.
¡Cate mucho y beba poco! hasta pronto.